Identidad Digital



Identidad Digital.


INTRODUCCIÓN.





Todos tenemos una identidad digital, es el rastro que dejamos en la red cuando interactuamos con otros usuarios o generamos contenidos. Si nuestro nombre en un buscador obtendremos nuestra propia información que hemos publicado, incluso contenido que otros han publicado. Es decir, todo lo que ha sido publicado deja un rastro en Internet, mismo que conforma la identidad digital.

DESARROLLO.

La identidad Digital es el conjunto de rasgos que caracterizan a una persona o grupo de personas en un entorno tecnológico. Una identidad que se construye a partir de la actividad en la red, mediante aportaciones de textos, imágenes, vídeos. La identidad digital puede o no coincidir con la identidad de la persona en la vida real, por lo que se pueden crear distintas identidades de un mismo individuo en Internet.
Muchas personas no saben gestionar su identidad digital, pero la realidad que la identidad digital también genera una reputación y muchas empresas  utilizan esta información para investigar a sus candidatos  o reclutar  personal a través de las  redes sociales, tales como Facebook.

El rastro que conforma la identidad digital está formado por:

Perfiles personales de redes sociales.
Comentarios en foros, blogs, portales de información, redes sociales, etc.
Contenidos digitales como fotos, vídeos, documentos  o presentaciones publicadas.
Contactos.
Direcciones de correo electrónico.
Mensajería instantánea.

Propiedades.

La identidad digital es esencialmente social, esto es que a medida que se introduce en las redes sociales, comienza a ser reconocido y caracterizado sin necesidad de que le conozcan personalmente.
Es subjetiva, ya que la percepción está basada en lo que las otras personas creen.
Es valiosa, ya que su participación genera información valiosa para terceros y también fomenta las relaciones con las personas.
Es referencial porque es una referencia a dicha persona.
Es compuesta ya que la información puede ser publicada por el usuario o construida por terceros sin participación de éste.
Produce consecuencias buenas o malas.
Es dinámica porque se encuentra en constante cambio.


Gestión de la Identidad Digital.

Entre las nuevas competencias que un individuo del siglo XXI debe tener, es saber gestionar de forma eficaz  y eficiente su propia identidad digital. Como ya mencioné,  el perfil de un usuario se enlaza a perfiles de otros usuarios o contactos, sí ésta es  bien gestionada y es acorde a la identidad real, no solo no repercute en una vida más activa sino que consolida un entramado social más sólido incluso fuera de Internet.
Para construirla  se requiere una actitud activa, participativa, abierta y colaborativa en la red. Existen una serie de herramientas gratuitas y accesibles en la red que permiten a cualquier persona crear dicha identidad.

Se puede configurar de varias formas:

     Blogs. Es como un diario que puede ser personal como corporativo.
    Microblogs. Una herramienta parecida al blog, con la diferencia  que tiene un número limitado de caracteres, publicándose a través de SMS o correo electrónico.  También pueden seguir a otras personas y conocer lo que hacen y hacer comentarios.
      Portales de noticias y sitios web. Cualquier página web puede ser una plataforma a partir de la cual se puede construir una identidad digital. Ya que permiten aportar comentarios y opiniones.
      Sitios de redes sociales, genéricas o especializadas, tales como Facebook o Linkedin.
    Textos, fotografías o vídeos en la red, a través de Picasa, google Docs, Flirck, You Tube o Vimeo.
     El correo electrónico.

En la mayoría de los casos todo lo que se sube a la red queda registrado y difícilmente se borra, por lo que existen 3 importantes factores que hay que considerar:

Visibilidad:

Toda actividad que genera una persona en la red constituye su visibilidad, que puede ser positiva o negativa, y o solo es construida por el usuario sino que también por aquellas personas que hacen comentarios o referencias.
Existen medios para aumentar dicha visibilidad como Google Latitude, que es una herramienta que hace localizable a la persona. O envíos de información de actualización a través de redes sociales mediante correo electrónico, como Twiter. Y su impacto se mide a través del número de contactos que tiene o número de seguidores, o del número de réplicas de sus contenidos.

Reputación:

La reputación recae en la opinión que terceros tienen de una persona o empresa y es considerado un componente clave en la identidad digital porque refleja cómo es y cómo interactúa con los demás. Resulta importante entonces quién habla de quién, en qué sitios y de qué manera, una persona muy visible difundirá más rápidamente sus opiniones. Por ejemplo, Linkedin que es una red social con orientación profesional es una buena herramienta para gestionar la reputación en Internet.

Privacidad:

En cuanto a la protección de datos personales en Internet, debemos tomar en cuenta que un usuario al darse de alta en alguna red social, éste cede todos los datos personales y contenidos a la red social, incluso en algunos casos aunque se haya dado de baja estos datos permanecen visibles.

Todos los datos por lo general están al alcance de desconocidos, por lo que ser consciente de ello se convierte en una pieza clave para la gestión eficaz de la identidad digital. Dennis O’Reilly dijo: “La mejor manera de proteger tu privacidad en la red es asumir que no la tienes y modificar tu comportamiento en línea de acuerdo con ello”

Actualmente hay leyes que regulan la protección de datos de carácter personal. En España el Art. 18.4 de la Constitución Española dice que: “la ley obliga a los poderes públicos a limitar el uso de la informática para garantizar el honor y la intimidad personal y familiar de los ciudadanos y el pleno ejercicio de sus derechos” y la Ley Orgánica 15/1999 del 13 de diciembre, habla de la protección de datos de carácter personal.

Para gestionar de forma  eficaz  la identidad digital hay que tener en cuenta lo siguiente:

Una identidad digital personal, para difundir una trayectoria personal o profesional, y compartir todo tipo de información.
Decidir no tener una identidad digital, sin embargo esto no garantiza que un tercero publique material, hable o suplante la identidad de una persona.
Que la identidad digital sea coherente con la real, aunque  la tendencia es no hacer una distinción entre ambas en un futuro.
Todo lo que se publica en Internet queda para la posteridad, por lo que puede tener repercusiones en el futuro en cuanto a la imagen y la reputación de un individuo o empresa.
Se pueden tener varias identidades digitales, pero tener su riesgo ya que si uno engaña, puede ser engañado también.
Es necesario aportar información con responsabilidad y ética de esta manera se generará una confianza y credibilidad en  el mundo virtual.

Amenazas para la privacidad.

Toda persona que publique  información en la red, pierde el control sobre su difusión, y puede terminar en manos de personas que hagan un uso inadecuado de ésta. Y en estas pueden incluirse:

Configuración de privacidad  insuficiente o nula  de las opciones de privacidad de las plataformas, lo cual provoca que otras personas conozcan detalles importantes sobre esa persona  y utilizarlos para dañar su imagen o reputación en la red.
Alteración de la privacidad derivada de la sincronización entre plataformas. Esta amenaza es muy frecuente en móviles con la instalación de apps en la cual dan permiso a que se hagan las modificaciones.
Riesgos en el etiquetado de imágenes. Una foto o vídeo fuera de contexto puede ser usada por otras personas para causar un daño en la imagen o reputación de ésta.
Sexting. Se refiere a la publicación de fotos o vídeos con contenido sexual creados voluntariamente por su creador, pudiendo dañar la reputación y la persona. Se da con frecuencia en adolescentes.
Uso de cookies sin conocimiento del usuario.  Al visitar el usuario páginas web, éstas utilizan cookies de tal forma que permiten conocer cuáles son las actividades de éste dentro del sitio, además éstas almacenan información que puede ser utilizada por programas espías con fines dañinos.
Privacidad de terceras personas. La información que difunde un usuario sobre terceros puede ser perjudicial o no gustarle y exigir responsabilidades.

Amenazas a la reputación online.

Son aquellas situaciones en las que el prestigio de la persona es dañado, dado por la propia actuación de la persona o por la de los demás internautas conocidos o desconocidos. Las principales situaciones que suponen una amenaza son:
Impacto de las publicaciones que exceden a la libertad  de información. El derecho de expresión tiene unos límites legales, que marca el límite entre lo que atenta contra la reputación o no.
Daño por publicaciones erróneas (sin un propósito malintencionado), injurias (información falsa) y calumnias (imputación de delitos falsos).
Información que son obsoletas o fuera de contexto.
Utilización sin consentimiento de derechos de propiedad intelectual.


Marco legal.

La identidad digital personal y la reputación online son muy importantes por lo que requieren de protección jurídica. Como ya se mencionó la Constitución Española en el Art. 18 reconoce los derechos al honor, la intimidad personal y familiar y a la imagen propia.
El derecho a la protección de datos es un derecho que tiene todo ciudadano. A nivel Europea está la Directiva 95/46/CE y en España, la Ley Orgánica 15/1999 del 13 de diciembre.
El derecho al olvido (eliminación de una determinada información en Internet por petición expresa del autor) aún está pendiente, sin embargo las autoridades de la Unión Europea y la Agencia española de protección de datos defienden una futura regulación expresa del derecho al olvido dentro de la protección de datos.
Herencia digital, en su artículo 659 del Código Civil, señala que la herencia comprende todos los bienes y obligaciones de una persona, que no se extingan por su muerte, por tanto los herederos están facultados para solicitar la protección de estos derechos y en su caso solicitar también la cancelación de los datos.
La Agencia Española de Protección de Datos también ha abierto una vía para que los proveedores de servicios de Internet retiren la información y colaboren con la identificación de suplantadores de identidad.
Existe responsabilidad por parte de los proveedores de servicios (blogs, redes sociales, etc.) delimitada en la Ley 34/2002 de Servicios de la Sociedad de la Información y de Comercio Electrónico (LSSI) en la cual los responsabiliza tanto civil, penal o administrativamente de las conductas que ellos o su personal hagan y que afecten los derechos de los usuarios.


CONCLUSIONES.

La presencia de Internet es nuestras vidas es un hecho ineludible, y la identidad digital es la llave que nos facilita sociabilizar en la red. Por lo que,crear una identidad digital es una manera de proyectarnos en el ciberespacio, de darnos a conocer como queremos que nos conozcan, la  decisión de crear una identidad real o falsa es decisión nuestra, incluso podemos atrevernos a crear varias identidades que nos permitan tener diferentes perfiles virtuales según nuestros deseos. Es como nuestra o nuestras  tarjetas personales en el ciberespacio. Pero es muy importante ser responsables en la gestión de éstas ya que existen muchos riesgos dado que terceras personas pueden hacer un uso indebido de la información que publicamos, dañando nuestra reputación o suplantando nuestra identidad.


BIBLIOGRAFÍA.




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